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"En el corazón de todos los inviernos, vive una primavera palpitante y detrás de cada noche viene una aurora sonriente" Khalib Gibran

lunes, 17 de marzo de 2014

El tabaquismo y el corazón


La mayoría de la gente sabe que fumar aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, pero pocos saben que también aumenta apreciablemente el riesgo de enfermedad cardiovascular y de enfermedad vascular periférica (enfermedad de los vasos sanguíneos que riegan brazos y piernas).

Los fumadores tienen un riesgo elevado de presentar enfermedades crónicas como la aterosclerosis, varios tipos de cáncer y afecciones pulmonares.

Los fumadores fallecen antes que los no fumadores, muchas de estas muertes se deben a los efectos del humo del tabaco en el corazón y los vasos sanguíneos.

Fumar acelera el pulso, contrae las principales arterias y puede provocar irregularidades en la frecuencia de los latidos del corazón. Todo esto hace que el corazón se esfuerce más. Fumar también aumenta la presión arterial, que a su vez aumenta el riesgo de un ataque cerebral en personas con hipertensión.

Aunque la nicotina es el principio activo más importante del humo de tabaco, otras sustancias y compuestos químicos, como el alquitrán y el monóxido de carbono, también perjudican el corazón de muchas maneras. Estas sustancias químicas contribuyen a la acumulación de la placa grasa en las arterias (aterosclerosis), posiblemente por lesionar las paredes de los vasos sanguíneos. También afecta a los niveles de colesterol y fibrinógeno (un coagulante sanguíneo que contribuye en la formación de placa de ateroma), aumentando así el riesgo de que se forme un coágulo sanguíneo, que pueda provocar un ataque cardiaco  o un accidente cerebrovascular. Si los fumadores sufren diabetes este riesgo es aún mayor, porque el riesgo aumenta cuando el tabaquismo aparece asociado a otros factores de riesgo cardiovascular.

El riesgo de contraer la enfermedad coronaria es proporcional al número de cigarrillos al día y número de años con el hábito de fumar, también guarda relación con la inhalación del humo, diferente de unos productos de tabaco a otros y con los hábitos de cada fumador. En cualquier caso el uso de filtros y de cigarrillos bajos en nicotina no ha conseguido demostrar una disminución del riesgo.

Ningún grado de tabaquismo es inofensivo. Incluso las personas que fuman poco o que solo fuman de vez en cuando sufren lesiones del corazón y los vasos sanguíneos.

El tabaco agrava y acelera el desarrollo de la aterosclerosis, no sólo de las arterias coronarias sino también en otras arterias como por ejemplo las piernas. El hábito de fumar está asociado  a un riesgo elevado de sufrir nuevos accidentes coronarios en pacientes con cardiopatía isquémica conocida, incluyendo los que han presentado un infarto de miocardio.

Sin embargo es muy importante destacar que respecto a la aterosclerosis, los efectos perniciosos del tabaco son reversibles. Las personas que se han recuperado de un infarto de miocardio  y dejan de fumar tienen menos recaídas y viven más años que los que continúan fumando. Algo similar sucede con los que han tenido una angina de pecho.

Ante estos casos la actitud correcta no es discutible. Pocas medidas son tan baratas y eficaces, desde el punto de vista sanitario, como abandonar el tabaco. Las autoridades, los medios de comunicación, todos los profesionales de la salud, etcétera, y la sociedad en general deben tomar conciencia del problema y actuar en consecuencia.
Ahora bien, la actitud ante el tabaco es evidentemente una decisión personal. La decisión de dejar el hábito debe ser rotunda y absoluta. No hay evidencia de que el cese brusco tenga efectos perjudiciales y por el contrario, todo el mundo sabe que por un solo cigarrillo se puede reiniciar el hábito.


Los no fumadores deben exigir en lo posible no convertirse en “fumadores pasivos”, al respirar el aire contaminado por humo de tabaco.

Los fumadores que no presentan síntomas de cardiopatía isquémica deben tomar conciencia del riesgo que aceptan. Y entre las posibilidades reales, no teóricas, está el riesgo elevado con respecto a los no fumadores de muerte repentina.

Así pues la mejor decisión que se puede tomar con respecto al tabaco se padezca o no de enfermedad coronaria es abandonarlo.




Mª. JESUS ABENZA RUIZ
Enfermera del C.S. Alamín

4 comentarios:

  1. GRACIAS Mª Jesús por seguir ayudandonos a entender la importancia de cuidar la salud, y modificar aquellos hábitos perjudiciales. Nos ha gustado mucho este nuevo artículo.

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  2. Hola soy Montserrat yo estoy encontra del tabaco no he fumado nunca tengo compañeros que si que lo hacen pero estoy deacuerdo con el articulo hay que cuidarse y quererse un poquito desde Calatayud.

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  3. Hola somos del Hospital de Día de Motril (Granada), no os conocíamos pero a través de un comentario vuestro en nuestro blog hemos podido ver vuestro magnifico trabajo. Os animamos a que sigáis así y seguiremos en contacto a través de las redes, os hemos puesto como enlace recomendado en nuestro blog para seguiros. Saludos desde Motril en plena costa tropical.

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  4. Muchas gracias por escribirnos y pasaros por aquí a conocernos. Nosotros hemos podido visitar vuestro trabajo en otras ocasiones y nos encanta, enhorabuena a todos por el blog, nos alegra que podamos estar en contacto, un saludo desde la alcarria!!

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