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"En el corazón de todos los inviernos, vive una primavera palpitante y detrás de cada noche viene una aurora sonriente" Khalib Gibran

martes, 9 de abril de 2013

¿Cómo tratar los problemas psíquicos? Como personas.



A lo largo de la historia de la humanidad las personas han reaccionado siempre con asombro, incredulidad y miedos ante los trastornos psíquicos. Las enfermedades psíquicas encierran una connotación misteriosa, Resulta incluso más difícil de afrontar que cualesquiera otras enfermedades convencionales. Carecemos de respuestas nítidas y precisas. Y al principio, además, preferimos obviarlas.
Estamos en el siglo XXI, y pese a todos los problemas económicos, vivimos en sociedades privilegiadas como la nuestra. Buscamos y ansiamos respuestas racionales científicas para todo. Pero esto no siempre es posible. Ante las enfermedades psíquicas debemos aceptar y entender que no es así. Sin embargo, no debemos tener miedos en este sentido. No podemos, ni debemos, aislar a los enfermos psíquicos, salvo en caso excepcionales de máxima gravedad.
Debemos hablar con naturalidad de estos problemas en el ámbito familiar y social. Como de cualquier otra enfermedad. Esto ayuda, sino a curarlas, si a mejorar la calidad de vida, y el estado de ánimo, tanto de las personas enfermas, como de las que conviven con ellas y les dan todo su cariño.
La angustia y los reproches constantes del grupo de referencia, y las reacciones de desesperación, únicamente consiguen transmitir a las personas afectadas que no son suficientemente válidas. Cuando en la inmensa mayoría de los casos esto no es así.
Todos hemos de adoptar una actitud de valentía y naturalidad, como ante cualquier otro problema de los tantos que se nos presentan  en esta vida. Esta será la mejor garantía de luchar por la felicidad de estas personas y sus familiares más cercanos.
Por tanto, aún desde las dificultades, es necesario construir para estas personas una vida que discurra por la senda de la integración psíquicamente sana. Que les facilite el mejor desarrollo integral posible, en su contexto físico, psicológico y social, como meta para su proceso evolutivo.
El enfermo psíquico puede tener ciertas conductas de inadaptación al orden social. Es de reconocer que es alguien distinto. De acuerdo. Pero, en la medida de sus posibilidades, quiere compartir las reglas del juego y los valores de la socialización y la familia. No se le puede, ni se le debe, discriminar, apartar y aislar sin más. El trastorno mental ha de concebirse como un desorden personal o desequilibrio en los aspectos que conforman la unidad psicofísica que es el ser humano.
El acercamiento a la enfermedad psíquica en sus diferentes manifestaciones, nos puede permitir entender mejor y contextualizar toda una serie de problemas de la psicología actual y de la propia sociología en sus comportamientos como sociedad. Por ello, se están dando pasos, lentos pero significativos, como la aceptación común de la necesidad de apoyarse en las fuentes originales y en la búsqueda de una confluencia de enfoques, que permitan profundizar en las diferentes manifestaciones de lo que llamamos enfermedades psíquicas, dada la interacción de factores de nuestra existencia.
Hemos de superar los elementos de segregación social y cultural aún existentes hacia el enfermo psíquico. Hemos de potenciar las acciones de protección de la salud psíquica y la atención dentro del entorno social de las personas en riesgo. Y trabajar, como se viene haciendo, programas especializados de rehabilitación, como base para obtener los mejores resultados con las personas afectadas.


Vicente Parreño Peñarrubia

Profesor de la Universitat de València

Facultad de Ciencias Sociales, Facultad de Psicología y Facultad de Magisterio.

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