Hay que decir que el tiempo nos favoreció pues no bajo de los 20 grados en todos los días que estuvimos allí y pudimos pasear cerca del mar, visitar el pueblo y lo más famoso de Peñíscola, el castillo, también llamado de papa Luna.
Del castillo destaca la sobriedad y solidez del mismo, tanto en las estancias templarias como en las estratégicas.
En referencia al pueblo es un lugar coqueto con nuevas construcciones tanto en el paseo marítimo como a lo largo de los cerros que rodean la población.
En definitiva, pasamos una estacancia muy agradable, que nos dejó con muchas ganas de realizar otro viaje el año que viene.
Nacho.
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