lunes, 13 de noviembre de 2017

A VUELTAS CON LA HIPERTENSION ARTERIAL



Como ya sabemos la hipertensión arterial consiste en un aumento de la presión sanguínea en los vasos del sistema circulatorio.
La sangre circula por nuestro cuerpo a través de las venas y arterias impulsada por un motor que es el corazón.
Así como el aire almacenado en las ruedas de una bicicleta tiene una determinada presión, también la sangre que circula a través de los vasos sanguíneos (arterias y venas) tiene una presión que depende de la fuerza con que el corazón la impulsa y de la resistencia que oponen las arterias
 Por lo tanto, si el corazón se ve obligado a aumentar la fuerza de bombeo, la presión aumenta, y, ¿Cuándo puede ocurrir esto?, pues por ejemplo cuando existe obesidad: al corazón le cuesta más repartir la sangre por todo el cuerpo de una persona obesa, se tiene que contraer con más fuerza y esto a la larga aumenta la presión arterial.
¿Y cuando las arterias oponen más resistencia al paso de la sangre?, pues cuando su luz se ve reducida por diferentes causas, por ejemplo el depósito de placas de ateroma y colesterol; o cuando disminuye su elasticidad, en este caso la pared no cede al paso de la sangre bombeada en cada latido, y esto es lo que ocurre cuando los vasos están afectados por la arteriosclerosis.
En estos casos la presión arterial alta es ocasionada por un estrechamiento de unas arterias muy pequeñas denominadas “arteriolas” que regulan el flujo sanguíneo. A medida que estas arteriolas se estrechan ( o contraen), el corazón tiene que esforzarse más por bombear la sangre  a través de un espacio más reducido, y la presión dentro de los vasos sanguíneos aumenta.



La hipertensión es un proceso que posee dos características peculiares: la primera su elevada frecuencia; la segunda: la ausencia de molestias que la hagan evidente.
La primera característica explica la importancia de la hipertensión arterial ya que a su capacidad de dañar se suma su elevada frecuencia, lo que la convierte en el principal factor de riesgo de enfermedad en nuestro país; la segunda característica justifica la escasa proporción de pacientes hipertensos que están bajo tratamiento y control a no padecer ninguna molestia que señale la presencia de este proceso.




Así, de esta manera la mayoría de las veces la hipertensión actúa sin hacerse notar, un mal silencioso, sin síntomas, que va sobrecargando el corazón y dañando progresivamente los vasos sanguíneos
Con la edad aumenta la propensión a desarrollar hipertensión arterial. Se estima que el riesgo de aparición de una enfermedad cardiovascular es de 2 a 4 veces mayor en las personas hipertensas.
¿Qué determina que una persona sufra hipertensión?
En la gran mayoría de los hipertensos no se halla una causa de la hipertensión arterial. Esto no quiere decir que no exista una causa sino que aun no ha sido identificada. Se define así la hipertensión esencial o primaria.





Pero aunque no se halle una causa sí que se observan en las personas hipertensas unos FACTORES  que predisponen o favorecen la presión alta:
La HERENCIA  es uno de ellos.
Los diferentes estudios realizados en personas hipertensas demuestran que esta enfermedad puede heredarse. Es fácil comprobar que los familiares de primer grado de pacientes hipertensos tienden más a sufrir hipertensión comparándolo con los familiares de personas con presión normal.
También la OBESIDAD  se ha visto claramente relacionada con la hipertensión.
El  STRESS  que puede conllevar un trabajo poco satisfactorio, una situación familiar conflictiva o una determinada emoción, aumenta asimismo la presión arterial.
Lamamos estrés a un estado de inquietud o angustia ligado casi siempre a una hiperactividad física o mental.
El  TABACO  al igual que el stress produce aumentos temporales de la de la presión sanguínea, no provoca elevaciones mantenidas de la presión arterial. Sin embargo, el hábito de fumar es uno de los factores de riesgo más importantes para las enfermedades cardiovasculares y arterioesclerosis en general, y debe por lo tanto suprimirse.
El  ALCOHOOL  en cantidad moderada no modifica la presión arterial, pero en exceso, aumenta la presión y está demostrado que los hipertensos que dejan de beber disminuyen su presión.
El  CAFE, no parece producir una elevación mantenida de la presión arterial, aunque parece prudente aconsejar una moderación de su consumo.
Los individuos que efectúan poco ejercicio físico parecen tener unas cifras de presión arterial algo superiores a los más activos físicamente.
Por último la  SAL  es uno de los elementos de la comida al que se le ha prestado mayor atención en cuanto a su influencia sobre la presión arterial. Estudios realizados en diversas poblaciones observan un ascenso del nivel de presión arterial con el progresivo incremento en el consumo de sal.





Mª Jesús Abenza Ruíz. Enfermera C.S. Alamin.


No hay comentarios:

Publicar un comentario