Queremos compartir con vosotros este artículo que apareció en el primer número de nuestra revista, en el que gracias a D. Agustín bravo, profesor de Clásicas en la Universidad de Salamanca, pudimos aprender acerca de la etimología de la palabra TISANA, como sabéis, palabra que hemos elegido para nuestra publicación.
Agradecemos nuevamente a su autor su elaboración:
La palabra es latina y se ha mantenido invariable en español hasta hoy. En latín presenta una variante gráfica “ptisana”, coincidente con el griego (πτισάνη), del que parece un préstamo.
En latín tisana significaba “cebada sin cáscara, pelada” (la cebada normal se decía ordeum) y se usaba para hacer una especie de sopa. También se llamaba así a la infusión hecha con esta cebada.
La palabra latina aparece sobre todo en tratados de cocina (en un autor llamado Apicio), en tratados de medicina (en Celso) o en tratados de historia natural (Plinio el Viejo).
En castellano tenemos la palabra documentada desde bastante temprano y en los textos antiguos se observa que seguía siendo una infusión de cebada. De ahí pasó progresivamente a ser cualquier tipo de infusión.
En la “Sevillana de medicina”, de Juan de Aviñón (aprox. 1380-1418), por ejemplo, se dice:
“La ceuada es fria & seca en primero grado & non ay mejor grano a fuera del trigo que la ceuada: señaladamente en esta tierra: que es caliente y humeda en primer grado. Y si fuere mezclada con el trigo que contia de la tercia parte o de la quarta es pan muy conuenible para enesta tierra: que es caliente & humeda enel primer grado. E poresta razon es muy bueno para los dolientes de fiebres: dandola o por manera de tisana que es breuajo: que es fecho de ceuada: o por manera de fresadas o por manera de ordiate: que es ceuada descortezada y cozida como Auenate y la corteza del alimpia mucho. Y quando es descortezado non alimpia tanto: maguer que sean de mayor gouierno: & todos los catamientos que son dichos en el trigo deuen ser catados eneste y por non alongar cumple esto”.
Las dos variantes gráficas que existían en latín (tisana y ptisana, como en griego) siguen todavía vigentes en algunos textos. Por ejemplo, en una traducción anónima de 1425 de “El regimiento de las enfermedades agudas” de B. Gordonio se dice:
“La quantidad no deue ser grande ni tanpoco muy pequeña, mas que tenga el medio. Item, si estuuiere muy flaco, por sý o por la fiebre, dale tisana desfecha & non colada; & si algún poco estuuiere más fuerte, dágela colada; & sy se esforçare, dale agua en que aya sido pan remojado. Item, si quisieres dar más ptisana por manera de manjar más que de medicina, da estonces ptisana non colada; enpero, si más por manera de medicina que de manjar, dágelo colado”
Tiene muchas aplicaciones médicas y formas de prepararse, está claro que posteriormente pasó a ser cualquier infusión. Por ejemplo, en “Las tertulias de Madrid” (1770) de Ramón de la Cruz se refiere ya a la infusión de chufa como “tisana”:
“Ignacia. ¿Y qué tisana tomaste?
Merino. Cuartillo y medio de horchata, Ignacia. Pues yo he sido la curada, que yo le traje en persona. yo soy la que debo a ustedes darles el premio y las gracias.
Por Don Agustin Ramos. Profesor de Clásicas. Universidad de Salamanca
Muy interesante la historia de esta palabra y más por la confusión que existe en el medio de las infusiones y las tisanas. Descubrimos también que la palabra tizana, con z, es una bebida refrescante a base de garnadina y frutas que se usa tradicionalmente en Venezuela.
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Josefina Morfín y López
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