Elegimos un jueves para ir a a visitar la capital de la comunidad por librarnos de tanto jaleo y alboroto con anfitriones y turistas y allá que fuimos a la aventura, provistos de un mapa que nos recomendaba ciertos lugares de interés todos gratuitos mostrando la tarjeta de discapacidad.
Aparcamos a le entrada de la ciudad en un gran aparcamiento que hay, no sin dificultades pues estaba abarrotado y tuvimos que dar unas cuantas vueltas hasta encontrar sitio.
Desde allí subimos andando la gran cuesta hasta El Alcázar con su privilegiada ubicación, primer lugar de parada.
Cabe destacar el interés armamentístco, incluido en el museo del ejército, con un sin fin de trabucos, armaduras y escopetas que ver, prevaleciendo también sus obras pictóricas.
Desde allí nos fuimos a comer, algunos su bocadillo, otros al restaurante que nos recomendó un lugareño que de buena fe nos recomendó el Santa Fe un lugar situado en el mismo casco viejo con un buen contraste de calidad/precio.
Después de descansar y de reunirnos todos en la plaza de Zocodover continuamos con la segunda parte de nuestra visita, encaminándonos a las termas romanas, un conjunto de piedras y restos arquitectónicos de la época romana.
Desde allí y tras una buena caminata nos dirigimos al barrio judío lleno de encantos y misterios con sus callejuelas estrechas y su corazón lleno de vida. Pasamos por las sinagogas judías pero no entramos ya que preferimos ahorrar el dinero para mejores ocasiones. También visitamos la iglesia de Santa Cruz donde están los cuadros de El Greco en su primera estancia, para luego dar paso a una exposición itinerante de arte abstracto, así mismo muy interesante también.
Lo pasamos realmente bien.
Después otro buen paseo hasta los coches y vuelta rumbo a Guadalajara.
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