¿Quién no ha oído
esta frase que se repite frecuentemente, sobre todo cierto día de diciembre
cercano a la Navidad? Y es cierto, la salud es un aspecto fundamental en la
vida de todas las personas, prueba de
ello es que aparece recogida como un derecho básico de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos. Pero, ¿Qué hay detrás de la palabra salud?
La Organización
Mundial de la Salud define la salud como “un estado de bienestar físico,
psíquico y social”. Ésta definición fue planteada en 1954, y aunque a primera
vista puede parecer sencilla, represento un avance en la forma de entender la
salud, por dos motivos:
-Hasta ese momento
la salud la salud era la ausencia de enfermedad. A partir de esta definición,
la salud es un bien en sí misma y, sobre todo, un recurso imprescindible
personal y socialmente.
-La salud ya no era
algo relacionado, en exclusiva, con la dimensión física y/o biológica del ser
humano, sino que abarca también las dimensiones psicológica y social.
Esta definición dio pie a que se tuviere en cuenta aspectos
que hasta ese momento no se habían considerado o se habían infravalorado. Por
ejemplo:
Que la salud es un continuo, a lo largo
del cual caben muchas posibilidades y situaciones personales y colectivas. No
se trata de una cuestión de todo o nada, “de si se tiene o no se tiene”.
Que el concepto de salud es dinámico: ha
ido cambiando a lo largo de la historia y, previsiblemente, seguirá
evolucionando.
Que el concepto de salud es relativo:
varía de una cultura a otra. La idea de salud es esta muy relacionada con el
sistema de valores, ideológico y político, que mantiene un grupo o sociedad. Igualmente,
no todos los grupos culturales entienden la enfermedad de la misma manera: las
distintas interpretaciones reflejan la forma en que cada grupo se relaciona con
la naturaleza a través del trabajo, la tecnología, la cultura…
Que dentro de una
sociedad, la salud está vinculada a las
condiciones de vida que tenga la persona.
Factores como el paro, la clase social,
el nivel cultural, la profesión, etc., influyen en la salud de la población y
en la probabilidad de que aparezcan distintas enfermedades.
Que la salud es una condición para poder
alcanzar otros aspectos fundamentales para el ser humano como la paz, la educación, la justicia social, etc.
Y que la salud ha de entenderse en el marco
del desarrollo social y económico alcanzado en un país o estado. Es
evidente que los objetivos relacionados con la salud no son lo mismo en los
países desarrollados, donde muchos de los problemas tienen que ver con hábitos
no saludables, por ejemplo, el consumo excesivo de grasas, que en muchos países
no desarrollados en los que la imposibilidad de acceder a agua potable causa
una elevada mortalidad.
Así que, ¿Qué es
tener salud?, está claro que no es lo mismo para unos que para otros, que
depende del valor que se le dé y de los recursos de que se disponga, de la
importancia que cada individuo o colectividad le otorgue a ese bien que muchas
veces está en nuestras manos mantener, o no atender.
La salud no es un
don, ni como se pensó durante mucho tiempo, depende de la suerte o de la
herencia; aunque si son estos factores que junto con otros que comentaremos
próximamente van a ser determinantes y van a influir en nuestra salud.
A tener salud también hay que aprender.
Sigamos aprendiendo.
Mª Jesús Abenza Ruiz. Enfermera del C.S.Alamín.
Muy interesante este post
ResponderEliminarBuen artículo ese de la salud, que damos por sentado que tenemos derecho a la misma, pero que en ciertos momentos no nos damos cuenta de que nuestras conductas y en ocasiones nuestros caprichos nos llevan sin haberlo deseado así, a mermar nuestra salud. Ya sea por vaguería, como el sedentarismo, por la toma de tóxicos principalmente durante la juventud, y que luego nos pasa factura en edad adulta o por otros motivos y que posteriormente nos vemos exigiendo a médicos que nos curen lo más rápido posible, incluso cuando el problema es de difícil solución e incluso imposible.
ResponderEliminarAsí que es verdad que deberíamos cuidarnos más, con vistas a tener una salud aceptable durante toda nuestra vida.