Continuando con el propósito de aprender a cuidar nuestro corazón, nos toca hablar ya de aquello que perjudica la salud de sus arterias, recordemos, las coronarias, que pueden verse afectadas por los mismos males que el resto de las arterias de todo el organismo, pero cuando enferma una arteria coronaria, ya sabemos, enferma nuestro corazón.
Los problemas del corazón y de los vasos sanguíneos no suceden rápidamente. Con el tiempo, las arterias que llevan la sangre al corazón pueden obstruirse, debido a la acumulación de células, grasa y colesterol; esta acumulación se conoce como placa de ateroma, la formación de esta placa de ateroma o ateromatosis suele ser la base del desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Sabemos que la arteriosclerosis es un proceso natural de
envejecimiento de las arterias que las
endurece y las adelgaza, y la aterosclerosis o ateromatosis es un tipo de
arterosclerosis que adquiere unas características anormales que hace que las
arterias se estrechen más debido a la acumulación de placa.
La ateromatosis no tiene una relación directa con la edad de
los individuos. En unas personas no aparece nunca y en otras lo hace muy
precozmente.
Probablemente hay causas hereditarias para explicar esto,
pero desde luego lo que no cabe duda es que hay factores que favorecen el
desarrollo de este proceso. Son los
llamados “factores de riesgo” porque se encuentran con mayor frecuencia
entre los individuos que sufren esta enfermedad. Algunos de ellos como el tabaco, el colesterol elevado en sangre
y la hipertensión arterial están
tan relacionados con la enfermedad coronaria que se acepta su papel de “responsables” de su aparición. A pesar
de ello es posible, aunque poco frecuente, encontrar pacientes con enfermedad y
sin factores de riesgo conocidos.
Sin embargo, la norma general es la contraria. Los factores
de riesgo conllevan una mayor probabilidad de padecer aterosclerosis y
enfermedad coronaria y esta probabilidad aumenta con la magnitud y número de
los factores de riesgo. La asociación de factores no suma sino que multiplica
la probabilidad de contraer la enfermedad.
El tabaco, el colesterol alto y la hipertensión son como
hemos dicho, los factores de riesgo cuya relación con la enfermedad coronaria
está fuera de duda, son los factores de riesgo mayores o de primer orden. En
otros casos su influencia no es tan clara, como por ejemplo: antecedentes
familiares, diabetes, exceso de peso, vida sedentaria, stress, etcétera, son
los factores de riesgo menores pero no
de menos importancia, también llamados contribuyentes, ya que se piensa que
pueden dar lugar a un mayor riesgo cardiovascular pero su papel exacto no ha sido definido aún.
Lo importante es saber que algunos factores de riesgo pueden
cambiarse, tratarse o modificarse y otros no. Pero el control del mayor número posible de factores de riesgo, mediante cambios en el estilo de vida y/o
medicamentos, pude reducir el riesgo coronario.
Ya tenemos algunas pistas sobre lo que perjudica a la salud
de nuestro corazón, y la buena noticia es que podemos hacer algo para prevenir
que enferme. El colesterol elevado en sangre, fumar, la hipertensión, la
diabetes, la obesidad y no ser físicamente activos nos colocan en un riesgo
mayor de padecer de aterosclerosis y sufrir una enfermedad cardíaca coronaria.
Mª Jesús Abenza.
Este buen articulo de nuestra colaboradora Mª Jesús nos recuerda que tenemos que cuidarnos diariamente para evitar enfermedades del corazón. "pasito a pasito se mueve el corazón".
ResponderEliminarGracias de nuevo Mª Jesús por tus aportaciones al rincón de la Salud.
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