En un
lugar muy lejano, allá dónde el recuerdo tarda en memorizar… se encontraba una princesa,
pues ésta se hallaba por orden de su
padre y Rey en su cuarto encerrada y era muy infeliz en aquel castillo, pues
estaba enamorada de un muchacho de aquel pueblo pero como era granjero su padre
no la dejaba casarse con él. Alejada de la pequeña aldea y de sus súbditos vivía
con la única idea de que aquel joven fuese a rescatarla, pues sólo su padre y
Rey tenía acceso a la princesa, ya que tenía prohibida la entrada en aquel
castillo a toda persona que no fuesen del servicio o amigos, el padre, que era
ya mayor no quería que el alma impoluta de su amada hijita se viese perturbada
por los depravados de sus súbditos. Pero en realidad lo que deseaba era que
algún muchacho de sangre azul como ellos se presentase un día y le pidiese la
mano de su hija. Hasta que ésta situación no se produjera no dejaría salir a la
pobre y hermosa hijita que tan desdichada se encontraba.
Un buen día en el que el sol
resplandecía, apareció en el castillo un muchacho apuesto y a caballo, el Rey
al verlo quedó muy sorprendido, pues en verdad parecía un hombre de sangre
azul; y fue hacia él para saludarlo, cuando el joven vio tanta atención en su
persona quedó impresionado, pues en realidad lo que el quería era a la princesita,
sacarla de aquel cuarto en el que se encontraba recluida, para así poder casarse
con ella no sin antes pedirle su mano al Rey que con tanto egoísmo hacia la
pobre princesa tenía encerrada en aquel castillo. Y así lo hizo después de
haber hablado con el Rey le pidió la mano de su hijita a cambio de que ella
también le aceptase. La princesa quedó atónita al verle, pues conocía a ese
muchacho de algo aunque no sabía bien, hasta que se dio cuenta de que era su
amado granjero que tanto echaba de menos, enamorada de él desde hacía años fue
liberada y marcho con él…
Lo que el rey no supo nunca es que
la procedencia de éste no era de sangre azul sino que era uno de sus súbditos,
aquel granjerito que hacía años cortejaba a su hija que vestido con hermosas
galas y con un hermoso caballo prestado que se hizo pasar por aquel apuesto príncipe...
Ana
Nos encantan los cuentos, GRACIAS Ana!!!
ResponderEliminar