martes, 15 de enero de 2013

CARTA DE DESPEDIDA DE LA UME (5 - 10 -2012)

 

Hoy, 5 de octubre, se cumplen 18 meses desde que ingresé en esta Unidad. Es hora de partir rumbo al futuro, pero antes creo que es un buen momento para echar la vista atrás, navegando miedo adentro y hacer balance.

Guardo un recuerdo borroso y difuso de aquel primer día aquí. Sé que llevaba la maleta llena de miedos e inseguridades y que fui bien recibido. Mi vida de entonces distaba mucho de ser ejemplar: encerrado en casa, con mil y una obsesiones tumbadas junto a mí, dificultades para la higiene, atormentado... En fin, en un estado manifiestamente mejorable. ¿No parezco el mismo, verdad? Claro que no, el trabajo y la paciencia de los profesionales y el mío propio han obrado el "milagro". No ha sido un camino fácil, hemos tenido que luchar arduamente pero el resultado es a todas luces satisfactorio.

Sólo tengo palabras de agradecimiento a todos los que han estado conmigo, testigos de mis páginas de mal humor, mis deslices de agresividad y mis fugas. Casos como el mío contribuyen a dejar patente el sentido y el valor de su esfuerzo, y espero les inviten a continuar con su tremenda labor social.

El paso por esta Unidad de élite ha sido definitivo para mí. Tras 20 años de enfermedad he logrado dar con el tratamiento adecuado. Me he conocido mejor a mí, a mis esquemas de pensamiento y comportamiento, para sólo así, poder cambiarlos.

Este dispositivo, la UME, en el que el gobierno invierte una pasta es una escuela de convivencia, una escuela de vida, en el que se reproducen situaciones que luego nos van a acompañar y se van a dar cuando salgamos al mundo, en ocasiones hostil, al que pertenecemos y que está ahí, tras flanquear la puerta y doblar la primera esquina. Claro que dentro, mientras recibimos el tratamiento estamos protegidos por los profesionales que nos acompañan y, llegado el caso, las consecuencias de nuestros actos son de menor calado que si estuviéramos fuera. Ya que tenemos que estar aquí invito a aprovechar el tiempo, haciendo un lifting a nuestro carácter y moldeando nuestra personalidad y conducta en pos de una correcta y sana convivencia. Nos será muy útil aquí, ahora, pero también cuando salgamos. 24 horas rodeados de once compañeros y demás personal, día tras día, mes a mes no pueden pasar en vano y lo ideal sería que sirvieran para pulir nuestra forma de ser y, en definitiva, para curarnos y ser mejores personas.

Llegué como "don Pluscuamperfecto", pasé a ser "Cebollino" y me he quedado con "Madaleno". No se recomienda que estrechemos nuestros lazos más allá de ser compañeros, pero insisto, 24 horas dan para mucho, y es inevitable que se produzcan encuentros, desencuentros y, por qué no, que se desaten pasiones. Pero eso ocurre aquí, en la China y en Madagascar. No se pueden poner puertas al campo. ¿Cómo no se van a crear fuertes vínculos entre nosotros? Todos sabemos que ocurre.

Recordaré siempre con cariño mi estancia en la UME. Me voy cargado de estrategias y fórmulas para prevenir posibles recaídas, afrontar éstas si fuera necesario de mejor manera, manejar mis desencuentros de forma asertiva, en beneficio de todos. Soy mejor persona, que no es poco.

Mi futuro, a quién vamos a engañar, está por escribir. Pero siempre jugaré un papel capital y protagonista en la película de mi vida y en gran medida dependerá de mí que ésta pase por comedia, melodrama o acabe con un beso. Hablando de besos, seguro que encuentro una mujer que esté en condiciones de quererme, que sea sencilla, sincera y con la que sienta lo mismo que cuando estoy contigo. Entonces, ya sabes el resto de la historia...
                                                                                                                                          Josías






No hay comentarios:

Publicar un comentario